Tesura Games nos trae lo último de Con Artist Games, la veterana desarrolladora de juegos independientes que destacó por ser la creadora de juegos de clase mundial como Warfare o la popular serie The Last Stand. Esta compañía australiana es un referente para el desarrollo del videojuego indie ya que se esfuerza por crear títulos que atraigan al gran público a la vez que ofrecen siempre mecánicas únicas e interesantes. En esta ocasión nos presentan The Last Stand: Aftermath, la última entrega de la famosa serie de zombies con unos resultados bastante positivos aunque no faltos de inconvenientes que ensombrecen el resultado final. Esta obra surgió después de un exitoso kickstarter lanzado por la propia compañía y ha resultado ser bastante más seria y profunda que sus antecesoras.
Apocalipsis zombie con cierta resistencia humana
The Last Stand: Aftermath es una aventura de acción independiente estilo roguelite para un solo jugador que nos pondrá en la piel de un superviviente en un mundo sumido en un apocalipsis zombie. Hace algún tiempo apareció en la Tierra un terrible virus que convirtió a la mayoría de seres humanos en no muertos y en otras criaturas aún peores. El jugador formará parte de «El Final», una pequeña resistencia de humanos que han logrado sobrevivir tanto a los ataques del virus como al de los monstruos. Estos supervivientes viven refugiados en asentamientos que sirven como fortaleza y bases de operaciones. Por desgracia, los suministros se agotan y muy a menudo habrá que salir a jugarse la vida en el exterior. ¿Quiénes serán los elegidos para encabezar estas expediciones de búsqueda? Pues ni más ni menos que los infectados. Entre los supervivientes existen personas contagiadas con el virus que no han llegado a transformarse aún. Pero es cuestión de tiempo. En unos días acabarán convirtiéndose sin remedio en una de esas monstruosas criaturas ya que el virus no detiene su camino por el torrente sanguíneo.
El jugador asumirá el papel de estas personas, las cuales tienen los días contados y asumen que son una pequeña esperanza para la supervivencia del resto de la especie. ¿Por qué hablo en plural? Porque cada vez que acabe nuestra vida con un personaje, ya sea a causa de un ataque zombie o por la propia infección que nos va consumiendo, encarnaremos el papel de otro personaje para continuar la aventura.
Nuestro personaje en The Last Stand: Aftermath es un verdadero héroe
The Last Stand: Aftermath es un juego de acción roguelite donde los escenarios se generan de forma procedural en base a unos pocos patrones preestablecidos. Por lo tanto la rejugabilidad del título es considerable ya que en cada partida nos encontraremos una disposición del escenario diferente, así como la aparición aleatoria de enemigos y protagonistas. No es un concepto novedoso en absoluto pero le sienta muy bien al título tal y como está planteado. Al tener los días contados nuestro personaje se encargará de recopilar el máximo número posible de suministros para que, una vez hayamos perecido, otro grupo de exploradores puedan encontrarlos y llevarlos a salvo al asentamiento. Es curioso porque, a pesar de tratarse de un título menor, en The Last Stand: Aftermath el concepto de héroe está llevado a la máxima expresión.
En The Last Stand: Aftermath gobierna, sobre todo, el concepto de la «permadeath«, es decir, la muerte permanente. Cuando perdemos la vida con un personaje este desaparece para siempre para el resto de la aventura. No habrá posibilidad de recuperarlo, con lo cual debemos tener extremo cuidado en nuestras expediciones y, por si acaso, no encariñarnos demasiado con ningún superviviente en particular. Cuando optamos a un personaje nuevo este se generará aleatoriamente y tendrá unas habilidades y armas concretas que no podremos escoger previamente. Hay que tenerlo en cuenta ya que puede tocarte un personaje que pelee cuerpo a cuerpo y eso puede complicarte un poco la partida.
Es curioso ver como el simple hecho de la muerte permanente hace que valoremos al extremo la vida de cada personaje. Es lo más parecido a cuando vemos una serie y tenemos miedo de que nuestro personaje favorito pueda perder la vida. Esto le da al título un tono muy serio a pesar de que su corte sea totalmente independiente.
El coche: tu mejor aliado
Durante nuestra aventura contaremos con la inestimable colaboración de un coche proporcionado por el mecánico del refugio. El bólido nos servirá como almacenamiento de los recursos que encontremos y nos transportará de una fase a otra, siempre y cuando tengamos gasolina suficiente. Digamos que la gasolina aquí se comporta como la moneda que nos permite viajar a determinadas zonas anexas a la nuestra. Cuanto más lejos queramos viajar más gasolina consumiremos. Por lo tanto, en más de una ocasión nos tocará buscar combustible por el escenario antes de poner rumbo a la siguiente etapa.
Antes de entrar a una zona concreta un marcador nos indicará el nivel de dificultad de dicha zona, más que nada para que estemos preparados para lo que se nos viene encima. Sobra decir que a mayor nivel de dificultad mejores serán las recompensas de esa zona pero no siempre es así y no siempre merece la pena arriesgarnos. A veces es más conveniente llegar al refugio con menos suministros y prepararnos bien para continuar la expedición eligiendo el camino adecuado. Esto lo haremos mediante un sistema de crafteo bastante bien conseguido, donde iremos descubriendo las recetas a base de ir mezclando nosotros mismos los recursos.
Durante nuestro periplo por el mapa de The Last Stand: Aftermath iremos encontrando nuevos asentamientos donde poder descansar. Esto nos servirá tanto para guardar la partida como para comprar objetos a los vendedores, encontrar nuevos personajes y gestionar bien nuestro inventario. Esto es importante ya que nuestra mochila tiene capacidad limitada y soporta cierta cantidad de peso.
Suministros para sobrevivir y conocimientos del viejo mundo
Como buen roguelike que se precie la dificultad elevada será una constante en nuestro camino. Por este motivo en cada vuelta que hagamos deberemos ir progresando lo máximo posible para lograr que el siguiente intento sea algo más sencillo. Estos progresos se consiguen de dos maneras durante nuestros viajes: encontrando suministros y descubriendo conocimientos de antes de la pandemia.
Los suministros desperdigados por la zona los encontraremos a base de saquear edificios, maleteros de coches abandonados, contenedores…Cualquier sitio es susceptible de ser registrado ya que nunca sabremos lo que podremos encontrar. Sin embargo, los recursos más valiosos los encontraremos en las cajas de suministros de HERC, una organización gubernamental que trabajó junto al ejército para hacer cumplir la cuarentena y garantizar la seguridad de las evacuaciones. Estas cajas contienen suculentos suministros que podremos marcar con una baliza para que acuda posteriormente un grupo de exploradores y la lleven al campamento. Esto nos permitirá ir aumentando las capacidades del refugio y nos proporcionará más personajes útiles, más armas, más elementos de construcción o de otra índole. No obstante, también podremos no hacer nada y, simplemente, coger algo de su contenido para continuar nuestro viaje lo mejor pertrechados posible.
El otro tipo de recurso valioso es el conocimiento del mundo antiguo, es decir, de antes de la epidemia. Lo encontraremos en forma de documentos y objetos de todo tipo y nos permitirá conseguir mejoras permanentes que nos ayuden en los posteriores intentos. Es, sin duda, una parte muy importante para el progreso constante del juego.
Gameplay clásico bajo una vista isométrica de toda la vida
En este punto The Last Stand: Aftermath no innova en absoluto. Bajo una vista isométrica de corte clásico sus mecánicas se basan en una jugabilidad estilo twin-stick de toda la vida, donde te mueves con la palanca izquierda mientras que con la derecha apuntas donde quieres. No obstante no se trata de un juego de acción constante y frenética, ni mucho menos. Aquí contaremos con un suministro de munición bastante limitado por lo que cada bala será de vital importancia. Cuando nos quedemos sin munición no tendremos más remedio que defendernos cuerpo a cuerpo o salir huyendo. De hecho, no hay nada deshonroso en esto último ya que más vale continuar con vida y seguir intentándolo que perderla tontamente y empezar de nuevo con otro personaje.
Respecto a esto último se ha instaurado una barra de resistencia que se agota cuando corremos, cuando golpeamos cuerpo a cuerpo y cuando esquivamos, por lo que deberemos tener muchísimo cuidado para no quedarnos exhaustos en mitad de una contienda. De hecho, personalmente no recomendaría jugar a lo loco e iría siempre con absoluta precaución, tal y como lo harías en la vida real si ocurriese algo parecido. Esto es una de las cosas que más me han gustado del título ya que no se trata de un simple videojuego de acción sino que más bien es una especie de título de gestión de vida durante un apocalipsis zombie.
Un punto negativo, a mi parecer, es que los movimientos del personaje no están muy pulidos. Es algo tosco y cuesta pillarle el truco a la hora de apuntar bien. Teniendo en cuenta la escasez de balas esto va a suponerte un verdadero dolor de cabeza en las primeras partidas. Al final te acostumbrarás, claro, pero da la sensación de que no le han prestado suficiente atención (o tiempo) a este apartado. Y no lo digo sólo por el tema del manejo del personaje sino porque el juego tiene errores que, nuevamente, te dejan la sensación de que ha salido antes de tiempo del horno.
La cuenta atrás para el virus
Una mecánica que nos ha gustado mucho es la presión que ejerce sobre nosotros el hecho de estar contagiados con el virus. Es importante saber que no tendremos todo el tiempo del mundo para explorar las zonas y salir de rositas. De hecho, la única garantía de durar más tiempo es encontrando los viales con la vacuna que nos permita frenar el avance de la enfermedad, antes de convertirnos en una de esas criaturas. Cuando nos muerde un zombie se nos activará una especie de contador regresivo que nos indicará el tiempo de vida que nos queda. Es de vital importancia encontrar estos viales ya que si no lo hacemos correremos la peor de las suertes.
Por otro lado, el ser mordidos por los monstruos nos proporciona una mutación que nos da características especiales, como hacer más daño, tener mayor vitalidad, etc. Podremos elegir entre tres diferentes normalmente y nos darán cierta ventaja antes de encontrar el correspondiente vial para frenar la propagación del virus en nuestro cuerpo. Esta mecánica le da un soplo de aire fresco al título y hace que lo azaroso del evento resulte muy estimulante.
Técnicamente correcto pero se podría haber hecho algo mejor
En Área Xbox hemos analizado el título en una Xbox Series X gracias a un código proporcionado por Tesura Games y hemos de decir que, en lo técnico, The Last Stand: Aftermath no destaca en nada. Para ser justos, la experiencia que te ofrece este título es perfectamente disfrutable estando como está, pero sí que es verdad que con un poco más de esfuerzo hubiesen logrado algo más importante visualmente. Y de paso, podrían haber corregido unos cuantos bugs bastante molestos. Porque los hay…
Las físicas de los objetos no están bien conseguidas y pronto veremos cosas extrañas como objetos volando o rebotando como locos contra las paredes. Y esto afecta a los zombies también. Muchas veces nos aparecerán de repente en nuestras narices. Otras los veremos volar de lado a lado por el escenario o quedar atrapados en el suelo como bailando breakdance. Y otras veces los enemigos nos golpearán desde una distancia que dista mucho de la razonable y lógica.
Pero quizá el inconveniente más importante es la corrupción de los datos en las partidas guardadas. A nosotros no nos ha pasado, por suerte, pero sí conocemos varios casos donde se han perdido completamente los datos de una partida bastante avanzada. Queremos pensar que la compañía se ha puesto manos a la obra para poder ofrecer un parche que corrija esto aunque, como hemos mencionado, no ocurre todas las veces.
Inglés para la supervivencia
En cuanto al apartado sonoro, el título cuenta con buena ambientación y buenos efectos sonoros aunque algo descompensados. A veces, romper un cristal hará más ruido que el uso de un arma de fuego. La música, por otro lado, no existe prácticamente. Podemos hablar más bien de una melodía muy tenue de fondo que acompaña decentemente a la acción pero que no brilla en absoluto.
Por otro lado, el título en Xbox se encuentra totalmente en inglés. La historia no es que sea demasiado profunda pero para aquellos que no dominen el idioma va a suponer un pequeño escollo. A pesar de no tratarse de nada oficial se han oído rumores de que la compañía quiere traducir el juego a varios idiomas. No sabemos si es verdad pero sería una magnífica noticia y permaneceremos a la espera de declaraciones oficiales.
Pese a todo, The Last Stand: Aftermath es un buen juego de zombies
The Last Stand: Aftermath es el juego más serio de la saga y el que mejores sensaciones deja al jugarlo. A pesar de tratarse de un título de corte muy independiente ofrece una experiencia de supervivencia muy satisfactoria. Su espíritu roguelike tiene un componente adictivo e impredecible que te dejará pegado a la pantalla durante un buen puñado de horas. Además, como cada partida cambia tiene una alta rejugabilidad con la que podrás probar a hacer cosas diferentes en cada run.
Sin embargo, también hay que decir que con un poco más de trabajo hubiese quedado un producto más redondo. Las físicas no están cuidadas y el aspecto gráfico podría haber sido algo más sólido teniendo en cuenta los tiempos que corren. Los bugs empañan un poco la experiencia que, por otro lado, es perfectamente disfrutable en las condiciones en las que se encuentra el juego. Si eres amante tanto del género de zombies como del roguelike no dudes en darle una oportunidad a este título que seguro que te dejará bastante satisfecho.
Finalmente, no podemos dejar de agradecer a Tesura Games por el código que nos ha permitido realizar este análisis. Además son los encargados de traernos las ediciones físicas para PS4, PS5 y Xbox Series X.
The Last Stand: Aftermath
24,99 €Acerca del autor
Gamer desde los 80. Amante de los animales y el buen cine. Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. A veces salgo en películas por detrás.